lunes, 10 de agosto de 2009

El episodio de las mariposas negras. Por Lina Herzig

Resulta que Helena estuvo visitándonos en Colombia y una noche en que estábamos todos sentados conversando en el salón sucedió el famoso episodio. Al salón de nuestra casa le llegaban unas escaleras que iban para el garaje y a una sala de juegos. Allí en toda esa casa, pero más en ese garage y en esas escaleras solían refugiarse unas mariposas negras, de unos 20 cm de envergadura, el cuerpo es un gusano negro gordo como un dedo pulgar. Las pobres no tienen la culpa de ser tan feas y no hacen nada pero yo les he tenido pánico toda la vida, un pánico irracional... es posible que venga de la supersitición de las muchachas del servicio de Colombia que decían que anunciaban una muerte. Si fuera cierto no estaríamos vivos ninguno de nosotros! también dicen que enceguecen, bueno cualquier vaina, pero no hacen nada! En fin, estábamos sentados allí en ese salón, Helena dándole la espalda a las famosas escaleras y yo frente a ella de modo que podía ver todo lo que subía del garage y en efecto así fué. De repente veo dos alas negras que suben volando y aleteando echando su polvo negro por encima de las escaleras y que se acercan a la espalda de la tía...
Yo empiezo a gritar sin poder siquiera explicar porqué pués el terror me dejaba sin palabras! entonces mi papá me regaña y Helena le pregunta porqué me regaña y se le ocurre mirar para atrás. Ahí fué lo mejor de todo! Helena empezó a gritar más duro que yo; nos paramos como movidas por un resorte y caímos cada una en los brazos de la otra! en esas papá regañaba y las dos locas abrazadas no sabíamos para dónde salir corriendo. Yo agarré a la tía por un brazo y me la llevé corriendo para uno de los cuartos de baño, el más cercano que cosa extraña de la arquitectura tenía 3 puertas. Una de las tres estaba abierta y allí nos precipitamos. Yo ya iba bañada en lágrimas complétamente histérica. Cerramos la puerta de un portazo tremendo y pensamos que estábamos a salvo mientras papá sacaba la mariposa negra del salón, pero en ese momento empezamos a escuchar un aleteo. El tremendo portazo que dimos despertó otra mariposa que estaba dormida en el baño y nos encontramos encerradas con ella, con las 3 puertas trancadas pués la puerta por la cual entramos se atrancó por el golpe que le dimos y las otras dos estaban también cerradas con llave!
No sé como salimos al fin de ese mal paso, pero mientras yo lloraba, Helena gritaba, papá sacaba la chapola que es como les dicen en Colombia, alguna de mis hermanas trataba de abrirnos la puerta y los otros se reían a carcajadas. Helena le dijo a mi papá que no me regañara que ella también les tenía tanto pánico que no podía contenerse. Papá nunca me volvió a regañar por salir gritando por una chapola... y todavía les tengo el mismo terror!
Lina

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